Apagan incendio en una cocina de un hotel en Playa Blanca

Apagan incendio en una cocina de un hotel en Playa Blanca

Apagan incendio en una cocina de un hotel en Playa Blanca: cuando el fuego se convierte en auditor del cumplimiento normativo

Era viernes por la mañana en Playa Blanca, Lanzarote. El calor del sol apenas se diferenciaba del que salía despedido por la ventana de servicio de la cocina del Hotel Nature Palace, cuando una columna de humo espeso y una llamada al 1-1-2 activaron el protocolo de emergencias. No fue un simulacro. Fue real. Y fue, como casi siempre, un aviso envuelto en llamas: el cumplimiento de las normativas en materia de prevención y licencias no es un trámite, sino una necesidad operativa, legal y vital.

Los bomberos del Consorcio de Seguridad y Emergencias de Lanzarote actuaron con precisión quirúrgica. La Policía Local y la Guardia Civil ya se encontraban en el lugar, junto a una ambulancia del Servicio de Urgencias de Canarias. El origen del fuego era una freidora industrial, uno de esos aparatos que, sin el mantenimiento adecuado o una mala instalación eléctrica, pueden prender el infierno en segundos.

Freidoras, extractores, aceites y licencias: el cóctel que todo gestor debe anticipar

Mientras las llamas se resistían a ceder, fueron los propios empleados del hotel quienes, extintor en mano, contuvieron el incendio. Un gesto que revela dos cosas: formación básica en emergencias y la existencia —por suerte— de equipos contra incendios operativos. Pero este final controlado no puede ocultar el inicio de una historia que pudo haber terminado con víctimas, evacuaciones y titulares mucho más oscuros.

La cocina de un hotel, como la de cualquier restaurante o bar, es una maquinaria de precisión expuesta a riesgos diarios, donde se combinan combustibles, grasas, electricidad y temperaturas extremas. Por eso, contar con una licencia de apertura en Sevilla o en cualquier punto de España es mucho más que una obligación legal: es el filtro que separa un negocio profesional de una bomba de relojería culinaria.

Declaración responsable y licencias de actividad: papel y fuego se cruzan

Uno de los elementos más ignorados —y a menudo mal gestionados— es la declaración responsable que muchos hosteleros presentan para comenzar su actividad. En teoría, es un documento donde se afirma cumplir con todos los requisitos normativos. En la práctica, a veces es simplemente un papel firmado sin haber instalado un BIE (boca de incendio equipada), sin extractor ignífugo, sin extintores revisados ni sistemas de detección de humos.

Pero cuando hay fuego, no se firma ni se negocia: se actúa, se evacua y se paga. Y si no hay cumplimiento documental previo, se paga aún más. Por eso, es fundamental tramitar adecuadamente una licencia de apertura adaptada a la actividad real del local, incluyendo sus instalaciones de cocina, salidas de humos, sistemas de ventilación y equipos de extinción.

El fuego no da segundas oportunidades: normativas que salvan negocios

En Playa Blanca no hubo víctimas. Tampoco desalojos masivos. Pero sí hubo un aviso que no debería pasar desapercibido: la seguridad es la primera línea de defensa de cualquier actividad hostelera. Desde 2019, las inspecciones técnicas municipales exigen que las cocinas industriales de hoteles cumplan con el Reglamento de Instalaciones de Protección Contra Incendios (RIPCI), además del Código Técnico de la Edificación en lo relativo a la reacción y resistencia al fuego.

Por tanto, no basta con tener buena comida o servicio exquisito: sin cumplimiento normativo, cualquier fogón puede convertirse en sentencia. De ahí la importancia de implementar sistemas como rociadores automáticos, mantas ignífugas, extractores con sistema de lavado automático y, sobre todo, formación continua del personal. Todos ellos son requisitos que deben constar en la memoria técnica o proyecto que acompaña a la declaración responsable o a la solicitud de licencia.

En definitiva, evitar titulares como “Apagan incendio en una cocina de un hotel en Playa Blanca” depende menos del azar y más de la previsión. Porque en un sector como la hostelería, donde cada detalle cuenta, la documentación no es un formalismo: es el plano que permite que el negocio siga existiendo tras un incendio. Y cuando se habla de fuego, los errores no se corrigen con disculpas, sino con sanciones y cierres.

Más allá del suceso concreto, este tipo de incidentes nos recuerda lo crucial que es la inversión previa en seguridad, y en cumplir con cada uno de los requisitos que marca la ley. Si no lo hacemos por responsabilidad, al menos que lo hagamos por supervivencia empresarial. Y si aún quedan dudas sobre lo que puede ocurrir, basta con ver este caso de incendios en restaurantes que podrían haberse evitado.

Playa Blanca no olvida, y los técnicos tampoco

Hoy el Hotel Nature Palace vuelve a abrir sus puertas. Los huéspedes desayunan bajo el mismo techo donde días antes se elevaba humo negro. Pero los expedientes ya están en marcha. La inspección determinará si los equipos estaban en regla, si la freidora tenía mantenimiento, si el sistema contra incendios cumplía, si la instalación eléctrica estaba certificada. Y, por supuesto, si la actividad del hotel había sido declarada con exactitud en su licencia de apertura.

Y esa, amigos, será la verdadera noticia en unos meses: no que se apagó un incendio, sino que se activó —por fin— la conciencia de que el fuego no se negocia. Solo se anticipa.

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